12-7-2016
Publicado originalmente en Reino de Series.
¿De qué va Predicador?
En un desértico y caluroso pueblecito sureño, de esos en los que hoy en día aún viven en el Far West, un misterioso suceso dota al cura local de… digamos, de “superpoderes”. Algo que cae del cielo y que él cree que es “la voz de dios”, proporciona al reverendo Jesse Custer, un ex criminal reconvertido en predicador, de la capacidad de convencer a los demás de que hagan lo que él les ordena mediante el mero sonido de su voz. El predicador intentará usar este misterioso don para enderezar el nido de víboras que tiene por pueblo, mientras su ex novia, la aún criminal Tulip, intenta convencerlo para que vuelva a su vida delictiva. Custer contará con la ayuda del vampiro irlandés Cassidy y con la oposición de dos ángeles bastante inútiles que intentan recuperar el poder que le han dado por error y que, como veremos conforme avance la trama, no es exactamente lo que Jesse pensaba.
Predicador es la adaptación a televisión de una de las más míticas obras del cómic adulto de los 90, una serie del sello Vertigo escrita por el incansable Garth Ennis y dibujada por el maestro Steve Dillon. El peculiar estilo de Ennis, que mezcla lo metafísico y profundo con la violencia más gráfica y visceral, convirtió a Predicador en una obra de culto al nivel de The Sandman o V de Vendetta. Durante más de 20 años ha habido cientos de rumores de posibles adaptaciones al cine, pero al final nos ha llegado en forma de épica serie de televisión.
¿Qué diferencias presenta con respecto al original?
La diferencia principal reside en la ubicación de la historia. Mientras que el cómic era una Road Movie en toda regla a lo largo de todo Estados Unidos, la serie transcurre –al menos de momento- toda en el mismo pueblo. En el original, cuando Jesse Custer recibe el poder de la voz de Dios, la iglesia explota y todo su pueblo queda arrasado, dejándole a él como único superviviente, con lo cual decide irse a recorrer el mundo en busca de Dios, para pedirle explicaciones. Al parecer, Dios ha desaparecido misteriosamente del Cielo y se ha escondido en algún lugar recóndito de América. En cambio, en la serie, Jesse recibe este poder pero no hace daño a su pueblo, en el que decide quedarse y utilizar este nuevo don para convertirlo en un lugar mejor. De los personajes, el más cambiado es probablemente Tulip. El tono de la historia es muy similar, con toques costumbristas para mostrarnos la realidad de la América profunda, pero sin abandonar ese ambiente de cruda violencia que tanto adora Garth Ennis.
¿Quiénes son los personajes principales?
El reverendo Jesse Custer, interpretado por Dominic Cooper (más conocido como el joven Howard Stark en las pelis Marvel, uno de los protagonistas de la serie Agente Carter). Es un cura, sí, pero tiene una mala leche que espanta y no se corta un pelo a la hora de resolver los problemas a puñetazos. Sólo tenéis que ver la brutal escena del primer capítulo en que resuelve sus discrepancias con uno de sus feligreses en una pelea de bar para saber de lo que os hablo. Jesse tiene un pasado turbio que en el cómic iríamos descubriendo poco a poco a lo largo de toda la historia, mientras que en la serie han preferido introducirlo bastante al principio para que le conozcamos mejor desde un primer momento. Es básicamente un tipo que sabe que ha hecho las cosas mal hasta ahora y está intentando con todas sus fuerzas hacerlas bien.
Tulip O’Hare, interpretada por Ruth Negga (la gran villana Raina de Agentes de SHIELD), era en el cómic una cantante de country, ex criminal y ex novia de Jesse, que vuelve al pueblo para reencontrarse con él y se topa con la catástrofe provocada por la voz de Dios. En la serie, han eliminado la parte en la que ella se ha reformado y han decidido que siga siendo una criminal de poca monta. Es temperamental, egoísta y desafiante. Y es genial.
Cassidy, interpretado por el británico Joseph Gilgun, es probablemente el personaje más divertido y más querido por los fans desde 1995. Se trata de un vampiro inmortal que es, además, un buscabroncas borrachuzo y malhablado que no se calla jamás. O sea, un irlandés. Una de sus mayores aficiones en el cómic era simular suicidios delante de gente al azar, para ver sus reacciones de terror y partirse de risa a su costa –cada vez que visita Nueva York, tiene la tradición de lanzarse desde la azotea del Empire State en hora punta para aterrorizar a los turistas-. En la serie, no tenemos Empire State, pero tenemos a Cassidy en todo su esplendor, bebiendo, fumando y pegando palizas entre chiste y chiste.
El Caraculo, interpretado por Ian Colletti, es quizás el personaje que más diferencias presenta con el cómic. Un adolescente que trató de suicidarse volándose la cabeza con una escopeta –en el original, para imitar a su héroe Kurt Cobain- pero le salió mal y ahora le falta media cara. Su rostro es desagradable y no se le entiende ni papa cuando habla. En la serie han acertado muchísimo subtitulándolo cada vez que dice algo, lo que le da un aire mucho más divertido a su personaje. Pero también lo han suavizado demasiado. El Caraculo del cómic sobrevivía a la explosión del pueblo, totalmente enloquecido, y decidía perseguir al predicador para vengarse, convirtiéndose en uno de los grandes villanos, mientras que en la serie sigue siendo un buenazo adorable que nos da más ternura que miedo.
A favor.
Esta serie está cargada de virtudes y una de las más obvias es su ritmo narrativo. La tranquilidad y pausa con que está narrada, para que puedas profundizar en los personajes, con súbitos estallidos de ultraviolencia cuando menos te lo esperas, es absolutamente fiel al espíritu de la obra original en la que se basa.
Seth Rogen, actor que ya nos conquistó con películas como La Entrevista, Malditos Vecinos o Donnie Darko (y no hablemos de su genial papel en la serie Freaks and Geeks), ejecuta aquí un alucinante papel de director, que juega de forma espectacular con el ritmo y los encuadres.
La imagen es simplemente preciosa. La dirección de fotografía de esta serie debería estudiarse obligatoriamente en escuelas de cine. Los planos estáticos de larga duración son verdaderas obras de arte de la composición.
Dominic Cooper es uno de los grandes puntos a favor. Es un actorazo a tener muy en cuenta y casi siempre lo borda (aunque cometa errores en su carrera como todos los actores… errores llamados Warcraft, ejem).
Y Cassidy… bueno, Cassidy es el punto a favor por excelencia.
En contra.
No hay muchos puntos en contra de esta serie, excepto que las diferencias de la trama con respecto al cómic pueden resultar molestas para un fan acérrimo que se sienta algo engañado al ver que la adaptación no es fiel al cien por cien. Pero el ritmo, el tono y la caracterización psicológica de los personajes son perfectamente fieles al original y eso debería bastar. A parte, el Caraculo es demasiado majete y simpático para lo que podría esperar un buen fan. Pero eh, es innegable que se le coge cariño, ¿no?
Está claro que los puntos a favor superan a patadas a los puntos en contra, dándonos en conjunto una obra redonda y muy, muy disfrutable. Ojalá esta vez la ineptitud de las cadenas a la hora de juzgar sus propios productos no nos dé otra catástrofe como la que nos dieron al cancelar injustamente series tan grandes como Firefly o Constantine tras una única temporada.
Ojalá podamos disfrutar durante mucho tiempo de las andanzas del reverendo Jesse Custer.
La voz de Dios os lo ordena, ejecutivos de la cadena.