¿DÓNDE NOS HABÍAMOS QUEDADO? UN REPASO A ‘THE 100’ ANTES DE SU QUINTA TEMPORADA

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24-4-2018

Publicado originalmente en Reino de Series.

La cadena CW estrena por fin la quinta temporada de The 100. Los fans, que ya estábamos mirando para encargar por internet uñas nuevas para no desangrarnos los dedos de tanto mordernos, no podríamos estar más agradecidos. En España, Syfy la estrenará ya doblada el 3 de mayo. ¿Qué os parece si repasamos cómo nos quedamos, para ir abriendo boca de cara a la nueva temporada?


Primero, un resumen rápido de todo lo que hemos vivido hasta ahora:

La Tierra, arrasada por un apocalipsis nuclear. Los supervivientes, en una estación espacial, El Arca. Un siglo después, ante la inexorable destrucción de la base, envían a la Tierra a 100 adolescentes convictos para que comprueben si ya es habitable. Allí descubren que no fueron los únicos supervivientes y existen ahora tribus de violentos salvajes que habitan los bosques post-apocalípticos y que convertirán la vida de los 100 en una pesadilla continua.

La primera temporada se centra en la lucha de los 100 contra el poblado salvaje más cercano, los Trikru, mientras el resto de habitantes del Arca intentan llegar también a la Tierra. En la segunda temporada, los Skaikru –como han sido bautizados los habitantes del Arca por los terrícolas– se encontrarán con un gigantesco búnker lleno de descendientes de ricachones que sobrevivieron al apocalipsis encerrándose allí y que han resultado acabar siendo, como casi todo el que se encuentran nuestros protagonistas en su camino, bastante hijos de puta.

La tercera temporada se divide en dos tramas principales: la inteligencia artificial maligna que destruyó el planeta vuelve para acabar lo que empezó y, paralelamente, los Skaikru eligen como nuevo líder a un sociópata violento y sanguinario que les aboca a la guerra por su intolerancia extrema –en una nada sutil, ni falta que hace, crítica a la administración Trump por parte de los guionistas de la serie-. Y en la cuarta, descubrimos que las centrales nucleares que sobrevivieron al estallido nuclear de hace un siglo –lo que los terrícolas llaman Praimfaya– están a punto de estallar también y los sufridos Skaikru –los que quedan vivos a estas alturas– tienen que encontrar una solución para que la humanidad no se extinga del todo.

¿Dónde nos habíamos quedado?

El final de la temporada nos deja con la certeza, tras varios meses intentando sin éxito hallar soluciones, de que no hay forma de detener el Praimfaya y que lo único que pueden hacer es esconderse durante los próximos seis años, hasta que la tierra vuelva a ser habitable. Y el único lugar para hacerlo es el búnker que hay debajo de Polis, la capital de los terrícolas.

Es imposible que quepan allí todos los clanes, así que, mientras los protagonistas intentan encontrar una solución justa, Thelonious Jaha la vuelve a liar una vez más intentando robar el búnker para que sólo los Skaikru puedan vivir en él y todos los demás mueran –¿A alguien le cabe aún alguna duda de que este hombre es el verdadero villano de la serie? ¿Por qué aún no lo han matado? Venga, Octavia, enróllate y haznos el favor-. Por suerte, Clarke, Bellamy y Murphy logran detener a Jaha una vez más y así evitar otra cruenta guerra de clanes terrícolas.

Pero el búnker es pequeño y sólo cabe una décima parte de lo que queda de la especie humana, así que de nuevo tocará hacer una criba y dejar a diez mil personas fuera para que mueran por la radiación –en serio, esta serie es como un videojuego de Telltale, todo el día tomando decisiones imposibles, injustas y moralmente cuestionables-. Un grupo de adolescentes hastiados de la vida ha decidido no ir al búnker y montarse una última fiesta de alcohol y setas, para morir colocados. Monty intenta convencer a los tarados para que recapaciten, pero no lo logra y así ve morir a Jasper, su mejor amigo –una pena, Jasper empezó siendo un personaje genial, pero en las dos últimas temporadas se había vuelto insoportable y al final resultaba un alivio que muriese-.

El grupito protagonista, siempre a su bola, se queda aislado al ir a rescatar a Raven y ya no tienen posibilidad de volver a tiempo al búnker, así que su única opción es reparar el cohete con que la comandante Becca Pramheda llegó a la tierra décadas atrás y volver a lo que queda de la estación espacial, para vivir allí aislados durante seis años hasta que puedan bajar de nuevo a la Tierra.

Pero, como a esta pobre gente nunca le puede salir nada bien a la primera, tienen fallos con el satélite y Clarke –que, tras la muerte de Luna, es la única cuya sangre puede sobrevivir a la radiación– tiene que quedarse atrás para activar manualmente la antena y devolver la electricidad al Arca. En una escena que parece sacada de las nuevas versiones de Tomb Raider, tiene que escalar una antena gigantesca mientras una oleada nuclear se acerca a ella arrasando el bosque a su paso –vamos, lo que Clarke Griffin llamaría “un martes”-.

Echo, la ayudante del rey Roan, es expulsada del Clan del Hielo y desterrada para vivir sola y en vergüenza perpetua, por haber intentado hacer trampa en la contienda de los jefes de los clanes. Se redime ayudando al grupo de Bellamy y Clarke y se une a ellos en la loca expedición al Arca. Luego intenta suicidarse, pero Bellamy la convence de que no lo haga, haciéndola ver que aún puede ser útil para salvar vidas.

Clarke y Bellamy, por su parte, siguen con ese rollo de “somos muy amiguitos y nos queremos mucho” y empieza a resultar desesperante que nunca confiesen que se gustan, con lo obvio que es. Ya tuvimos nueve años de tensión sexual entre Mulder y Scully, por favor, no lo repitamos.

Ship 1: BELLARKE

Al final, acaban yéndose al espacio Bellamy, Raven, Monty, Harper, Murphy, Emori y Echo. A duras penas, consiguen entrar en el Arca en la que se verán confinados durante los próximos años. Clarke consigue alinear la antena y luego huye para vivir en soledad en el exterior, mientras su familia y amigos están aislados, divididos entre el búnker y la estación espacial.

Y en el epílogo del último capítulo vemos que han pasado 6 años y 7 días. Clarke vive en el bosque, con aspecto más duro y militar que nunca, y se pasa el día enviando notas de voz con la esperanza de que Bellamy las reciba alguna vez –agh, dile que le quieres, por amor de Heda-. Está a cargo de una niña misteriosa, Maddie, que no sabemos de dónde ha salido ni por qué sobrevive a la radiación –es probable que sea una Sangre Nocturna que sobrevivió a la masacre Trikru-. Cuando esperan ver bajar de nuevo a Raven y los suyos, aparece por sorpresa una nave misteriosa, un transporte ruso de prisioneros con la palabra Eligius escrita y otros humanos que no son de su misma estación espacial.

Clarke ha ido a la pelu post-nuclear.

¿En qué punto se encuentra cada uno de los protagonistas?

Raven Reyes (Lindsey Morgan): Tras haberse quedado coja por culpa de Murphy –algo que por fin ha llegado a perdonarle-, Raven ha estado dando tumbos con su vida, decidida a compensar su carencia física con su portentosa inteligencia. Recientemente ha estado obsesionada con encontrar ella sola una solución al nuevo Praimfaya, debido en parte a una copia residual de la inteligencia artificial A.L.I.E. que ha quedado en su cabeza, torturándola psicológicamente. Pero, a un par de capítulos de terminar la temporada, Raven consigue destruir el residuo mental mediante la loca técnica de morir y resucitar con electroshocks. Porque si Kiefer Sutherland podía hacerlo en Línea Mortal de Joel Schumacher, Raven no iba a ser menos. O, como decía el bueno del doctor Sinclair: “¿Da Vinci, Einstein, Mozart? Elegiría a Raven Reyes por encima de esos tres perdedores cada día. Dos veces si es domingo”.

Raven es amor.

Octavia Blake (Marie Avgelopoulos): Ahora es la nueva líder de los trece clanes. La que empezó pareciendo la típica pija tonta en los primeros episodios pronto pasó a convertirse en una fusión de Xena, Buffy, Ripley y Sarah Connor, que deja más muertos a su paso en un minuto que Jack Bauer con dolor de muelas. Tras enamorarse del terrícola Lincoln –Ricky Whittle, el prota de American Gods-, Octavia no tardó en abandonar a su débil gente para unirse a los salvajes Trikru y entrenarse con ellos, convirtiéndose en la temible guerrera a la que la gente llama con miedo Skairipa, “la destripadora del cielo”. Ha tardado dos temporadas en perdonar a su hermano Bellamy por su parte de culpa en la muerte de Lincoln, pero parece que ahora, al borde del segundo apocalipsis, por fin lo ha conseguido. Octavia vengó la muerte de Lincoln apuñalando a sangre fría al tirano Pike. Participó en los “Juegos del Hambre” que organizó el rey Roan para decidir cuál de los clanes ganaría el derecho a ocultarse en el nuevo búnker y sobrevivir así al nuevo Praimfaya. Obviamente, Octavia ganó la contienda y, en lugar de decretar que sólo los Skaikru se salvarían, propuso compartir el búnker. Ahora es la nueva Heda, la comandante suprema de los trece clanes. Como siempre debió ser. Aunque está muerta de miedo ante tanta responsabilidad. “El tiempo de los comandantes pasó. El tiempo de la Llama pasó. Éste es tu momento” –Indra a Octavia-.

La nueva Xena.

Bellamy Blake (Bob Morley): Probablemente el personaje que más ha evolucionado a lo largo de la serie, con perdón de Octavia y Murphy. Empezó siendo el malvado insoportable al que deseábamos ver muerto en los primeros capítulos y nos sorprendió convirtiéndose en, prácticamente, el protagonista de la serie, junto a Clarke. Pero su historia no ha sido sólo pasar del mal al bien, sino que, como suele pasar en la vida real, ha sufrido recaídas. En la tercera temporada, cayó muy bajo apoyando el gobierno del terror racista de Pike y contribuyendo a la masacre de los Trikru, hasta que la muerte de su amigo Lincoln le hizo darse cuenta de su error y empezar de nuevo a buscar la redención. A día de hoy, incluso aunque Octavia y los demás ya le hayan perdonado, es evidente que él aún no se ha perdonado a sí mismo. Y ahora le toca liderar al pequeño grupo que se ha quedado aislado en el Arca, manteniéndolos unidos para que no se maten entre ellos o a sí mismos, y encima pasarse seis años alejado de su hermana Octavia y de su –insisto– amada Clarke. A este pobre hombre le pasan más desgracias que a Alison en Melrose Place.

Bellamy te puede romper la columna mirándote mal.

Clarke Griffin (Eliza Taylor): ¿Podemos pararnos un momento a admirar la magistral naturalidad con la que se trata la bisexualidad de la protagonista de esta serie? Una profunda reverencia al equipo de guionistas por su excelente tratamiento a este respecto. La apodada por los terrícolas como Wanheda –“Comandante de la muerte”- también las ha pasado negras en las últimas temporadas, desde que vio morir a su gran amada –Lexa, la comandante suprema de los Trikru y uno de los personajes más geniales de la serie– hasta que convirtió su propia sangre en Sangre Nocturna para intentar sin éxito ocupar el puesto de la fallecida y así poder evitar la siempre inminente guerra de clanes. Ahora, tras sacrificarse por salvar a sus amigos, le toca vivir aislada en el bosque durante más de media década, sin más contacto humano que la inútil radio con la que intenta contactar con Bellamy.

Ship 2: CLEXA

John Murphy (Richard Harmon): ¿El personaje más interesante de las últimas temporadas? Pues sí, probablemente lo sea. Empezó siendo algo así como un esbirro de Bellamy cuando éste parecía ser el malo de la serie. Y, cuando Bellamy resultó ser un buenazo y pasó a protagonizar la historia, Murphy siguió siendo un capullo. Sobre todo, porque sus propios amigos lo acusaron falsamente del asesinato de Wells Jaha y estuvieron a punto de ahorcarlo, cosa que nunca les perdonó. Murphy tuvo su fase de asesino psicópata, estuvo a punto de matar a Bellamy y dejó coja de por vida a Raven, pero el exilio –acompañado del mayor sociópata malnacido de la serie, Thelonious Jaha– le hizo recapacitar, centrarse y empezar a redimirse poco a poco. A día de hoy, Murphy ya no podría contarse como uno de los villanos de la serie, sino como uno de los protagonistas. Sigue siendo un macarra ególatra cuyos comentarios sarcásticos sacan de quicio a todos los demás personajes, pero eh, si todos queríamos a Spike en Buffy Cazavampiros, ¿cómo no vamos a querer a Murphy? Tras ser el consejero de la Comandante Loca, haber escapado de la Ciudad de la Luz de A.L.I.E. y haber encontrado el amor en la ladrona terrícola Emori, igual de badass que él, Murphy intenta ahora ganarse un sitio entre la gente a la que llama amigos.

En todas las series tiene que haber un Spike.

¿Qué podemos esperar de la quinta temporada?

Basándonos en el tráiler, está claro que los villanos de la temporada van a ser los rusos de la nave Eligius –se podría elucubrar que había otra estación espacial y que, al igual que hicieron los Skaikru en la primera temporada, han enviado a sus convictos a ver si la Tierra es habitable-, entre los cuales el actor angloespañol William Miller –Mike en Cuéntame cómo pasó– apunta a que va a ser uno de los más escalofriantes.

Por lo demás, podemos esperar acción a raudales; drama trepidante con nuevas decisiones imposibles que harán infartar a los personajes y a los espectadores; Clarke haciendo mil chulerías estilo Viuda Negra y siendo madre a la vez; Octavia intentando mantener unidos a todos los clanes en uno solo y, de paso, repartiendo leña como sólo ella sabe hacerlo; Murphy y Emori siendo cuquis; Bellamy y Murphy que parecen haberse dejado barba para ayudar a que nos creamos que han pasado seis años entre temporadas… espera… ¿Bellamy y Octavia peleando entre ellos? Oh, y esperemos, esperemos de verdad, que alguien le pegue un tiro en la cabeza a Jaha de una vez.

La verdad es que, pese a la mala impresión que pudiera dar su capítulo piloto, Los 100 se aleja de la típica serie de adolescentes de moda y nos narra un drama post-apocalíptico con constantes giros de guión, con un ritmo narrativo que no te deja aburrirte ni un segundo, con cliffhangers cada medio minuto, con adrenalina pura y con personajes bien construidos, en constante evolución. Excepto Finn. Nadie soportaba a Finn.

Podéis echar un vistazo al tráiler de la quinta temporada aquí.

May we meet again.

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