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La exploración del espacio, la colonización del sistema solar, el viaje a estrellas lejanas y el gran tema de la existencia de vida en otros planetas a través del cine, los cómics, la literatura o las series de televisión.

¿Qué es una película de ciencia-ficción espacial sino, al fin y al cabo, una historia de exploración de territorios desconocidos como las de toda la vida? Antaño fueron los libros sobre valientes marineros que se aventuraban en mares embravecidos o que exploraban una isla misteriosa. Hoy son historias espaciales que nos hablan de androides, de antimateria, de inmortalidad, de los agujeros negros, del hiperespacio, de los robots y de tantos otros temas fascinantes.

Por eso los relatos de ficción ambientadas en el Cosmos nos siguen atrayendo enormemente, dando lugar a un sinfín de subgéneros que van desde el terror hasta la comedia, las aventuras más alocadas o el realismo más dramático. Este libro destaca las aventuras espaciales más significativas de todos los tiempos, en un recorrido que va desde el cine a la literatura, las series de televisión, los cómics o los videojuegos. Por ejemplo:

  • Flash Gordon, la madre de todas las Space Operas.
  • Alien, el octavo pasajero: Una joya incomparable del terror espacial.
  • Los siete magníficos del espacio: El equipo A de los mercenarios siderales.
  • Cowboy Bebop: Cazarrecompensas espaciales a ritmo de jazz.
  • Futurama: Cuando un repartidor de pizzas resulta criogenizado.
  • Guardianes de la Galaxia: la más hilarante y alocada de las adaptaciones modernas de Marvel.
  • Star Wars: el referente de la cultura pop.

DIVULGACIÓN- Cine, series, cómic, literatura y videojuegos – 2020 – Ediciones Redbook


Puede que algún día por fin conquistemos el espacio y podamos visitar planetas fascinantes. Hasta entonces, seguiremos disfrutando de las historias que nos cuentan cómo podría ser.
Despegamos hacia las estrellas.
Y más allá.

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“Preciosidad total. Así de brevemente podemos reseñar esta joyita que es todo un sueño para aquellos que gusten de mirar el firmamento y sus brillantes estrellas.”

―Blog literario Orpheo

“Una obra muy completa, con casi trescientas páginas cargadas de información (y opinión) de los títulos que todo aficionado al género tiene en su lista de obras favoritas… y de curiosidades y rarezas que recuerda con cariño.”

-Via News

“Despues de haberse adentrado en los mundos paralelos en su celebrado último libro Universos distópicos, ahora Jöse Sénder emprende un viaje extraordinario hacia la conquista del espacio.”

-La biblioteca del templo Jedi

“Un libro que nos permite soñar, regresar a la infancia, avanzando a lo largo de la historia con escenas y personajes que nos han abordado y marcado desde siempre. Sin duda una compilación de lo más recomendable, curiosa y sobre todo, un apasionante viaje.”

-Letras en vena

Reseña en vídeo de La Biblioteca del Templo Jedi:


¿Quieres leer la primera página para ver si te atrae? Aquí la tienes:

HASTA EL INFINITO…

Una breve introducción

“De todo el tiempo y el espacio, de todo lo que alguna vez ha pasado o pasará, ¿por dónde quieres empezar?”

-El Doctor.

El espacio, la última frontera.

Éstos son los viajes espaciales del comandante John Crichton a través de un agujero de gusano, hacia una galaxia muy, muy lejana dominada por el lado oscuro de la Fuerza y su líder, el emperador Ming.

A bordo de la nave Serenity, nos enfrentaremos a hordas de xenomorfos antropófagos y marcianos de cuatro brazos, veremos qué hay al otro lado de un agujero negro que nos lleva más allá de los límites del universo y abriremos el Espacio Final. Seremos asaltados por la nave pirata del capitán Harlock, decidiremos si somos más de Sulu o de Solo y ayudaremos a Star-Lord a recuperar el cubo cósmico a través de la Puerta Estelar, mientras intentamos rescatar de la aburrida superficie de Marte al pobre Matt Damon.

Y todo eso, por supuesto, sin olvidarnos nunca de llevar una toalla.

¿Qué tiene el espacio que nos vuelve locos?

¿Qué es una película de ciencia-ficción espacial sino, al fin y al cabo, una historia de exploración de territorios desconocidos como las de toda la vida? Antaño fueron los libros sobre valientes marineros que se aventuraban en mares embravecidos o que exploraban una isla misteriosa. La humanidad siempre se ha sentido atraída hacia historias que exploran los lugares que no conocemos. Desde los albores de la Historia, siempre hemos mirado hacia el oscuro cielo salpicado de estrellas y nos hemos preguntado qué demonios hay allá arriba.

Y, desde que tuvimos consciencia de que tarde o temprano sería posible descubrirlo gracias a los avances científicos y a la carrera espacial, nuestra pasión por ese gigantesco espacio exterior se intensificó. Desde entonces hemos estado mirando, como decía el dragón de Dragonheart, hacia las estrellas.

Imagínate haber vivido toda tu vida encerrado en tu habitación, convencido de que no había nada más allá de esas cuatro paredes. Ahora imagínate que un buen día se abre la puerta y descubres que al otro lado hay un pasillo y unas escaleras. Y más allá, un salón. Y al otro lado, un jardín. Y más allá, toda una ciudad. Y a su alrededor, todo un país. Y ese espacio que se abre ante ti, sin que hasta ahora supieras que existía, sigue creciendo y creciendo hasta abarcar un planeta entero que es millones de veces más vasto e interesante que tu minúscula habitación. Si la especie humana fuera un ente con vida y mente propias, así es como se habría sentido cuando descubrió que cabía la posibilidad de viajar al espacio, de descubrir otros planetas, otros sistemas solares, otras galaxias.

A nuestros ancestros les fascinaban los relatos que les contaban qué había más allá del océano, aunque fueran historias inventadas porque, hasta 1492, nadie se había atrevido a llegar tan lejos –bueno, quizás Astérix y Obélix sí, pero no lo habían ido contando por ahí-. El espacio es nuestro nuevo océano. La inmensa mayoría de nosotros nunca lo hemos visitado y probablemente jamás lo visitaremos, así que las historias de ficción ambientadas allá arriba nos siguen atrayendo enormemente, dando lugar a un sinfín de subgéneros que van desde el terror hasta la comedia, las aventuras más alocadas o el realismo más dramático.

Nos gusta la ciencia-ficción espacial porque nos muestra lo desconocido, lo morboso del “qué habrá ahí”. El espacio es una caja cerrada con una etiqueta de “por favor, no abrir, contenido peligroso” que estamos deseando destapar aunque nos juguemos la vida en ello. Un lugar tan extraño que da pie a todo tipo de ideas fantásticas y a la vez tan peligroso como lo era el más enfurecido de los mares cuando viajábamos en endebles embarcaciones de madera.

Un lugar en el que cada segundo que pasas con vida es un milagro.

¿Qué hay de ciencia en la ciencia-ficción?

Más adelante ahondaremos en el tema de la precisión científica en las obras ficticias. Pero es importante tener en cuenta ya desde el comienzo que, si la ciencia-ficción incluye la palabra ciencia en su nombre, por algo será. Y es que siempre es importante respetar ciertas leyes a la hora de crear un producto del género, para que la sensación generada en el espectador sea la de un cierto realismo, para que la historia tenga alguna credibilidad.

Pero a la vez, si respetamos al cien por cien todas las leyes de la ciencia, el resultado puede ser aburridísimo para cualquiera que no tenga un doctorado en física cuántica. Es esencial saber cuándo saltarse estas leyes y meterse en el terreno de lo fantástico, porque una precisión demasiado real se haría insoportable al consumidor. Una historia de ciencia-ficción, como cualquier historia, debe ser plausible, no probable.

Nunca olvidemos que la ciencia-ficción sólo se basa en lo científico, no se abraza a ello. La base que unifica el género y todos sus subgéneros puede ser la ciencia, pero lo interesante es lo imaginario que se desarrolla más allá. Por eso otro nombre que se le da es “ficción especulativa”, porque no se limita a relatar lo que ya existe, sino a especular posibilidades remotas a partir de ello. La ciencia-ficción se mezcla con la fantasía en multitud de sus historias, dando lugar al subgénero llamado “ciencia-ficción fantástica” –más conocido por su nombre inglés science fantasy-, pero incluso cuando no estamos en ese territorio, siempre hay un componente imaginario e imposible que da vida y color a la historia.

Si las naves de Star Wars no emitieran ningún sonido en el espacio, tendríamos una saga de cine mucho más realista… y a la mitad del público roncando ante la pantalla. Sin los físicamente imposibles sables láser ni la magia de la Fuerza, la primera entrega de 1977 habría pasado sin pena ni gloria. Quizás a Stephen Hawking le parecería absurdo el concepto del agujero negro que nos lleva más allá del límite del universo en Horizonte Final, pero sin ello no tendríamos una obra maestra del terror gótico en el espacio.

En la ciencia-ficción, la ciencia es importante, pero la ficción es esencial.

Si te ha gustado y quieres seguir leyendo, el libro está disponible en la web de Redbook y en Amazon.